Dedicado a las víctimas del accidente aéreo 

Cuando el dolor vuela alto 

Ante el accidente aéreo ocurrido en los Alpes franceses y que le ha costado la vida a ciento cincuenta seres humanos se me ocurre el sentimiento de la compasión, el padecer con sus seres queridos el dolor que les invade en estos momentos y desearles una gran fortaleza interior. Desde la distancia física podemos acercarnos a su sufrimiento, aunque es imposible experimentar lo que ellos están sufriendo. Frente a la utilización del dolor ajeno por parte de algunos medios de comunicación para conseguir mayor audiencia, prefiero una actitud de recogimiento interior. Gracias a todos los psicólogos, sanitarios y demás personas que tienen la oportunidad de acompañar desde la cercanía física a estas personas. La actitud de la utilización del dolor ajeno demuestra mediocridad e insensibilidad, mientras que la de estos profesionales y voluntarios denota deseos de compartir ese dolor del prójimo, haciendo suyos sus sentimientos, amortiguando su dolor e intentando dar una respuesta a sus"¿por qué?", al sinsentido de lo que ha ocurrido.

Descansen en paz los fallecidos, y a sus seres queridos solo me cabe decirles que los planes de Dios no siempre coinciden con los nuestros, pero que él sabe más, y solo la fe hará -con el paso del tiempo- que su dolor sea soportable.